“Color granate con reflejos violáceos, límpido y fluido”, podría ser la definición visual de un vino tinto joven. ¿Pero cómo se llega a esta definición? ¿En qué aspectos hay que fijarse para ello?
¿Qué aprendemos a través de la observación del vino?

Mirar el vino, sin oler ni probar, corresponde a la primera fase de la cata de un vino, la fase visual. En ella se observan principalmente el color, la limpidez y la fluidez del caldo. Con la fase visual de la cata, no sólo obtendremos una orientación de la edad del vino, sino también sobre su elaboración, su estado o la gradación de alcohol.
Muchas veces, en los etiquetas de los vinos vienen notas de cata, y en la fase visual nos describen color, limpidez, y fluidez por este orden. Pero además, al observar estas características, disfrutaremos de la experiencia que puede proporcionarnos una buena copa de vino desde el mismo instante en que nos la servimos. ¿Quieres saber cómo?