
La ruta del vino de Alicante permite un turismo alternativo a sol y playa, a través del recorrido entre las comarcas de Vinalopó y la Marina Alta y Baja, unidos por una deliciosa gastronomía tradicional valenciana y por la viticultura.
Pero además del paisaje de la vid, las visitas a bodegas y actividades ligadas a las mismas, Alicante ofrece un patrimonio artístico y cultural que recorre el tiempo, desde el catillo de Petrel, de finales del siglo XII, o el castillo de Villena, a la espectacular casa-museo modernista de Novelda, de principios del siglo XX.
Para los amantes de la naturaleza, la ruta del vino de Alicante también ofrece grandes posibilidades, como las de los paisajes de contrastes del Valle de Pop, que combina sierras imponentes con barrancos sinuosos entre los que discurren el río Xaló y sus afluentes, además de una costa abrupta con impresionantes acantilados y calas acogedoras.